La repoblación:
De nada servía el éxito militar si la tierra conquistada no
se poblaba y ponía en producción. Por eso, al tiempo que se
reconquistaba un
territorio, se procedía a su repoblación.
Al soldado siguió el labriego y a la espada, el arado. Durante
un tiempo las tierras ganadas quedaban desiertas y por ellas campeaban
cristianos y musulmanes como si tierra de nadie se tratase, con el
consiguiente
peligro para unos y otros. Para ganarlas definitivamente se construyeron
castillos y alrededor de ellos surgieron ciudades a las que el rey
otorgaba “cartas
puebla” que recogían una serie de privilegios para los repobladores:
exención
de ciertos impuestos, concesión de tierras y casas, celebración de
ferias…Algo
así pasó en El Puerto de Santa María. En efecto, Alfonso X “El Sabio”
otorgó el
16 de diciembre de 1281
a
la población que entonces se llamaba Santa María del Puerto, una carta
puebla
que dio origen a la fundación de la actual localidad.
La repoblación no se hizo siempre igual. Al norte del
Sistema Central el avance reconquistador se hizo de manera más lenta.
Las
tierras a repoblar eran menos extensas y, por tanto, los lotes a
repartir
fueron más pequeños. La conquista de La Mancha y Andalucía fue más
rápida. Los
reyes premiaron allí a los grandes
señores y a las Órdenes militares, concediéndoles por su ayuda en la
guerra,
grandes extensiones de tierras (repoblación por repartimiento). Santa
María del
Puerto pasó a manos de la Orden militar de Santa María de España. Estos
hechos
son muy importantes, ya que influyen en que en el norte de la Península
predomine hasta hoy el minifundio y, por el contrario, en el sur, domine
el
latifundio.
Se repobló muchas veces a base de cristianos liberados (mozárabes),
de los propios musulmanes (mudéjares), de judíos e, incluso, de gentes
provenientes de Francia o Alemania.
La agricultura fue la base de la economía de todas las
tierras repobladas. Los cultivos mediterráneos (vid, olivo y cereal)
predominaron en todas ellas y, en las zonas de regadío alcanzaron gran
difusión
los productos hortícolas y los árboles frutales. En Castilla, la
ganadería
lanar (ovejas merinas) tuvo una gran importancia por su exportación de
lana. Los
rebaños eran propiedad de los nobles, del clero y de las Órdenes
militares. En
el año 1273 estos poderosos ganaderos se unieron para defender sus
intereses y
crearon el “Honrado Concejo de la Mesta”, favorecido por Alfonso X.
Los rebaños realizaban la trashumancia, es decir, se
desplazaban a los pastos de verano por unos itinerarios fijos llamados
cañadas
o cabañeras y el dueño de los mismos pagaba diferentes impuestos por el
tránsito
y el uso de montes y prados.
Las mujeres, algo insólito para la época, participaban en
las Juntas de la Mesta y tenían voz y voto.
ACTIVIDADES:
1.- ¿Qué diferencias hay entre la repoblación del norte de
la Península y la del sur?
2.- Averigua el nombre de, al menos, cuatro Órdenes militares.
3.- ¿En qué año fue conquistada Alcanatir? ¿Qué rey lo hizo?
4.- Busca en el diccionario el significado de las siguientes
palabras: labriego, minifundio, latifundio, trashumancia, agostadero,
hortícola, concejo.
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